Los pontones del Mercedes W14 y la historia que se repite 70 años después
El Gran Premio de Mónaco ya está aquí y trae consigo algunas de las novedades frustradas por la cancelación de Imola, entre las que se encuentra la esperada decisión de Mercedes respecto al concepto de sus pontones. La estructura de Brackley ha acabado descartando su revolucionario diseño, una anécdota que se repite casi setenta años después.
La nueva reglamentación técnica nos regaló, el pasado año, una de las apuestas más sorprendentes de la historia de la Fórmula 1. La complejidad de la aerodinámica en nuestro deporte marca una de las mayores diferencias entre los equipos y su consecuente posición en la parrilla, siendo Mercedes un claro ejemplo de ello. Y es que tras conseguir siete Campeonatos de Constructores consecutivos, la firma alemana se arriesgó a un todo o nada.
Acapararon todas las miradas en la pretemporada de Baréin 2022 con un concepto único de no pontones, aunque su eficiencia nunca cumplió con sus expectativas. Pese a ello, la estructura comandada por Toto Wolff mantuvo su apuesta durante toda la campaña y las cinco rondas iniciales de este año. Un querer y no poder que han puesto fin, definitivo o temporal, con la llegada de la sexta prueba del calendario.
Lo que muchos desconocen es que Mercedes ya se encontró ante una situación prácticamente idéntica siete décadas atrás. Los fallidos W13 y W14 comparten una historia muy similar, aunque a la inversa, con un valioso antepasado: el Mercedes-Benz W196. Siendo uno de los monoplazas más valorados de la Fórmula 1, aquella estrella plateada se considera uno de los más extraños y únicos de su amplio relato histórico.
A diferencia completa de los actuales sin pontones, el W196 original contaba con una espectacular aerodinámica que lo convirtió en el único coche carenado -con los cuatro neumáticos cubiertos por la carrocería- en la historia del campeonato. Esta unidad, concretamente nombrada como W196R Streamliner o Type Monza, fue el primer monoplaza de la marca en Fórmula 1 desembarcando en la cuarta carrera de 1954.
Juan Manuel Fangio, que emigró desde Maserati en la mencionada cuarta prueba del calendario, obtuvo el debut soñado para Mercedes-Benz, liderando un doblete de la estrella, junto a Karl King, en el rápido trazado francés de Reims-Gueux. Sin embargo, su difícil manejo en trazados revirados hizo descartar la idea tras su segunda participación, en Silverstone. Así llegó una nueva versión sin carenado, más eficiente en curva y con mayor visión de trazada.
El piloto argentino se proclamó bicampeón al término de la temporada, habiendo conseguido cuatro triunfos entre los seis Grandes Premios que disputó con Mercedes-Benz en 1954. Un año más tarde repetiría la hazaña, ya lejos de aquel revolucionario concepto aerodinámico que no logró cuajar pese al triunfo en su debut. Un principio de historia que se asemeja a la actual situación de Brackley, cuyo desenlace aún está por escribir.