Tres años sin una estrella, tres años sin María de Villota
Tres años hace de aquella triste mañana de 2013. Tres años desde que encendiera mi teléfono móvil y me enterara del fallecimiento de María de Villota por culpa de las lesiones neurológicas de su accidente de 2012, cuando completaba su primer test con el equipo Marussia en un aeródromo de Duxford. Tres años desde que una estrella llena de ganas de vivir, lamentablemente se apagó. Desde aquel momento, en este mismo portátil desde el que escribo, llevo colocada una estrella roja, el símbolo que tanto le gustaba lucir a María de Villota, y que representaba, y representa, actualmente todo lo que ella era.
Para mi, María de Villota fue un ejemplo a seguir, no sólo tras su accidente. Durante toda su carrera deportiva, la piloto madrileña demostró que quien lucha por sus sueños, tarde o temprano conseguirá hacerlos realidad. Soñaba con ser piloto de Fórmula 1, y lo consiguió en 2011 cuando hizo un test con un monoplaza de Lotus-Renault, para firmar un contrato de piloto probadora del equipo Marussia en 2012. Lamentablemente, ese sueño de subirse a un Fórmula 1, fue el que le complicó la vida a la piloto madrileña, pero nunca se la destrozó.
Tras ese fatídico accidente que sufrió en Duxford aquel 3 de julio de 2012, la superación, disciplina, perseverancia, optimismo, espíritu y determinación propia de María de Villota salieron a relucir, y supo salir hacia delante de una forma admirable. Sinceramente, las ganas de vivir que transmitía cada vez que aparecía ante la prensa, o la felicidad con la que nos empapaba en su sección durante los previos de la Fórmula 1 con Antonio Lobato para Antena 3, llegaban incluso a enamorar.
Esos valores que únicamente ella sabía transmitir, ese enorme optimismo y sobre todo, esa sonrisa que lucía en cada día, de su segunda oportunidad que le había dado la vida, quedan presentes en todos nosotros. Su legado es evidente, y un claro ejemplo es la III Milla María de Villota que se celebró el pasado mes de julio en Santander. Se trata de una carrera con el objetivo de recaudar fondos para tratamientos de fisioterapia y alimentos para personas desfavorecidas.
Sin embargo, el mayor legado que nos ha dejado María de Villota está en nuestros corazones. Su sonrisa, su optimismo y sus ganas de vivir estarán presentes en nosotros siempre, porque sabemos que en el cielo, la estrella más brillante que exista, será ella, será María de Villota. Recuérdelo siempre, la vida es un regalo.