Ferrari 312T, el monoplaza con el que Niki Lauda alcanzó la gloria en la Fórmula 1
Ya era hora de que hablásemos de Ferrari en esta sección. En este caso, a diferencia de los otros modelos, hablaremos de un Ferrari que fue el precursor de una serie de monoplazas que en los 70′ dominaron la Fórmula 1. Comencemos.
Ferrari, un equipo acostumbrado más a la gloria que al fracaso, lleva ya casi una década sin ningún título conseguido. Desde Italia miraban al Ferrari 312T como la alternativa a esta sequía de triunfos. El monoplaza fue diseñado por el italiano Mauro Forghieri y era un modelo mucho más desarrollado que el Ferrari 312B3, del año anterior. Para comenzar, el motor tenía una capacidad de 3 litros y 12 cilindros opuestos con una potencia de 500 CV (el primer coche en llegar a esta cifra). De hecho, el nombre del monoplaza se debe, como hemos explicado antes, a que tiene una cilindrada de 3 litros, 12 cilindros y la caja de cambios en disposición trasversal respecto al eje del motor.
Pese a que había una gran diferencia entre el modelo de 1974, la idea con la que se diseñó el 312T fue la misma: batalla corta con peso, dimensión reducida y mismo motor. Los pesos estaban más centrados , por lo que se reducia el momento de inercia polar. Es decir, con un momento de inercia polar más bajo es mucho más fácil cambiar de dirección y dominar el coche en las chicanes.
Pero el punto más interesante del Ferrari 312T era la transmisión que, como hemos dicho al principio, estaba puesta en disposición trasversal. Las suspensiones también habían sido completamente rediseñadas. En la parte delantera los dos grupos muelle-amortiguador, colocados en posición inclinada, se encontraban ahora situados delante de los pedales y no a los lados como hasta ahora, algo que conseguía mejorar la distribución de los pesos y la protección de las piernas del piloto. La parte trasera era mucho más grande que el modelo de 1974 porque contaba con brazos de longitud desigual y mejor control de las variaciones de caídas.
Por último, el chasis mantenía su estructura mixta, tubular con paneles metálicos de refuerzo, lo que le daba, según Forghieri, la rigidez suficiente como para no tener que recurrir al monocasco integral que hubiera resultado, según él demasiado pesado. Otra innovación consistía en la nueva ubicación de los radiadores de agua y aceite. Los primeros se encontraban colocados a casi 90 grados con respecto al eje del chasis, mientras que los últimos iban situados justo por delante de los neumáticos traseros, contribuyendo a lo que Forghieri quería desde el principio, una distribución racional del peso.
En el plano deportivo Ferrari recuperaba su cetro en la Fórmula 1 tras más de diez años de sin tiítulos. Con 64.5 puntos Niki Lauda se hacia con el primero de sus tres campeonatos del mundo, además de conseguir 5 victorias, 8 podios y 9 poles en 14 carreras. Temporada perfecta del piloto austriáco que cumplia con el objetivo marcado por Enzo Ferrari. Su compañero de equipo, el suizo Clay Regazzoni, solo pudo ganar el Gran Premio de Italia y hacer otros dos terceros puestos. Finalmente 72.5 puntos bastaron a Ferrari para volver a lo más alto del automovilismo y superar a Brabham y McLaren.
El legado de este coche fueron los Ferraris 312 T2, T3, T4, T5 y T6, que dominaron la Formula 1 hasta 1981, año en el que Ferrari introdujo el Ferrari 126C pero eso ya es otra historia.