El Toyota #8 de Fernando Alonso se lleva con facilidad la victoria en las 1000 millas de Sebring
La tripulación del Toyota #8 logró una victoria fácil en las 1000 millas de Sebring, la cual fue determinada por un problema en la suspensión del coche hermano tras un toque con un doblado. Este problema le costó 2 vueltas al número 7, dejándole en bandeja la victoria al coche de Fernando Alonso.
La carrera comenzó de manera limpia y a las 4 o 5 vueltas de comenzar la prueba de resistencia, los Toyota enseguida abrieron in hueco con sus máximos perseguidores. Después de 1h 15min de carrera, ambos prototipos japoneses pararon para hacer los relevos en los pilotos; Alonso salió en el lugar de Sébastien Buemi.
A las tres horas, la lluvia amenazó con llegar al circuito, pero fue más una falsa alarma puesto que sólo hubo una ligera llovizna en varias curvas de Sebring. Pero estas pocas gotas fueron suficientes para provocar el fuerte accidente del LMP1 #17 de SMP Racing. En un primer momento, se activó la bandera amarilla total en todo el circuito (FCY), pero como los operarios tuvieron que salir a pista para limpiar trozos del coche y arreglar las barreras, no dudaron en sacar el coche de seguridad.
Con la entrada noche, el Toyota #8 que estaba pilotado en ese momento por Kazuki Nakajima bajó el ritmo y el coche hermano pilotado Mike Conway apretó pero sin llegar a adelantar al japonés. Después de este duelo, Buemi y ‘Pechito’ López volvieron a subirse a los LMP1 nipones. Varios LMP1 pararon en boxes reportando problemas en las suspensiones, fruto de los baches. El golpe de efecto que acabaría con la carrera del Toyota #7 fue cuando se golpeó cuando doblaba a un GT y rompió las sujeción del prototipo. José María López no tuvo más remedio que parar en boxes, perdiendo de esta manera 2 vueltas con respecto al número 8. La lluvia volvió a hacer acto de presencia pero no trastocó los planes de los equipos, excepto en GT’s.
Y en cuanto al resto de españoles: Antonio García no pudo hacer mucho para meter a su Corvette en el podio dada la dura competencia de los GTE-PRO, aunque en un principio mostró un gran ritmo. Y por su parte, Miguel Molina tuvouna actuación discreta a los mandos de su Ferrari.