Vivimos el IV Rallysprint Culebrín-Pallares desde dentro: cuando un pueblo se vuelca con el motor
Tal y como anunciamos en nuestras redes sociales, durante el 19 y 20 de octubre íbamos a ser partícipes del IV Rallysprint Culebrín-Pallares, formando parte de la organización y haciendo la labor de coche 000 de la caravana de seguridad previa a todos los participantes que afrontaban esta prueba de asfalto. Un desafío que afrontar y sobre todo, un sueño que un servidor iba a cumplir.
Qué mejor momento que el comienzo de este artículo tan especial para agradecer a Julio Navarro Domínguez, Francisco Martín, Javier Navarro, Francisco J. Domínguez, Mario Mateos y sobre todo, a mi copiloto y mentor en esta prueba, Lorenzo Cuenda, que tan buenas lecciones me dio durante todo el rally; el gran trato y recibimiento que me dieron desde el primer minuto. Soy consciente de que me dejo a mucha gente sin nombrar, entre voluntarios, fotógrafos y más personal de la organización, a los cuales estoy igual de agradecido. No es uno consciente del esfuerzo y trabajo que afronta cada una de las personas que conforman el IV Rallysprint Culebrín-Pallares hasta el momento en el que te metes de lleno y descubres el gran trabajo que realizan para que en el día de la competición todo esté planeado, organizado y sobre todo, la seguridad de pilotos y aficionados esté garantizada desde el minuto uno.
Y como no, agradecimientos especiales a TYSA Ford, concesionario Ford en Sevilla y Córdoba, por cedernos una unidad del increíble Ford Focus, en su acabado ST-Line, que nos permitió vivir esta aventura de una manera extraordinaria.
Día 1: últimos preparativos y ceremonia de salida
Un servidor llegó al pueblo de Pallares el mismo viernes a primera hora de la tarde. De lo primero que me di cuenta es que cuando yo me personé en la oficina central del rally, el trabajo había comenzado hace muchas horas. Conocí a diferentes personas que conformaban la organización y me reencontré con conocidos, sin mucho tiempo para charlar ya que había muchas cosas pendientes por hacer antes de que comenzara la ceremonia de salida. Nos pusimos manos a la obra.
Desde primera hora de la tarde, en la oficina central del rally ya comenzaban a preparar todas las cosas para que al día siguiente no hubiera ningún problema en dirección de carrera, en las radios, en los puntos de cronometraje y por supuesto, en los tramos. La seguridad y sobre todo, saber qué hacer cuando ocurre algún incidente en plena carrera, es fundamental, y por ello, horas y horas de trabajo previo son clave para que el día de la carrera, como me comentó mi amigo Julio Navarro, el rally sea un auténtico paseo.
Nada más salir de la oficina central del rally, conocí a Lorenzo Cuenda, un inseparable acompañante al que ya considero como un amigo. Desde el primer minuto, hasta el último, me explicó con pelos y señales cada pequeño detalle que conformaba el rally y gracias a sus innumerables contactos y relaciones, pude descubrir los mayores entresijos de una prueba de estas características.
Marchamos hacia la nave donde se realizaban los reconocimientos técnicos previos al rally y en ellos, pudimos descubrir cómo se controlaban todos los detalles técnicos de los diferentes coches participantes, para que cumplieran estrictamente el reglamento. El comisario técnico, con el que tuvimos el placer de hablar, nos explicó todos los entresijos que podía tener cada coche para intentar saltarse el reglamento, pero nos dejó claro los métodos con los que contaban para que esas trampas, tarde o temprano, fueran sacadas a la luz. Apasionante.
Una vez vistos los reconocimientos, llegó el momento de equipar a nuestro Ford Focus ST-Line de TYSA Ford con todo lo necesario para que realizara correctamente la labor de coche 000 del IV Rallysprint Culebrín-Pallares. Gracias a Audio Centro JJ Car pudimos contar con la sirena y la emisora de radio necesaria para estar en contacto continuo con dirección de carrera y el resto de organización durante la celebración del rally.
Encantados con nuestro equipamiento y sobre todo, con nuestro coche, pudimos afrontar la parte final del intenso día de trabajo que llevaba acumulado la organización. En primer lugar, asistimos a la reunión de seguridad, en la que nos explicaron al detalle la labor de cada integrante de la caravana, para posteriormente asistir al briefing de pilotos, en el que los comisarios de seguridad y organización aclaraban todos los aspectos destacables del rally antes de que comenzara la hora de la verdad, al día siguiente. Nada podía ser pasado por alto y en todo momento, eso se dejó más que claro.
Una vez todo aclarado con la caravana de seguridad, dirección de carrera y sobre todo, con los pilotos, llegó el gran momento, la ceremonia de salida del IV Rallysprint Culebrín-Pallares, en la que pude ver con mis propios ojos como un pueblo se volcaba por completo con el motor y con su prueba. Como bien me dijo una ciudadana de Pallares, durante el año hay tres eventos destacados en la localidad: la romería, la feria y el rally. ¡Y qué bonito es escuchar eso!
Las plaza de Pallares completamente abarrotada, como pocas veces se podía ver, la gente aplaudiendo el paso de los participantes y cada uno de los pilotos disfrutando de los continuados ánimos de todas las personas allí congregadas. Una estampa de fiesta y disfrute, gracias a una afición y un amor por los rallyes que en muy pocos lugares he podido encontrar en tal magnitud. Sin duda, inolvidable.
Día 2: el gran día, el momento que todos estábamos esperando.
El gran día había llegado. La gran cantidad de trabajo que había realizado la organización durante meses vería su recompensa. El objetivo de ser un rally de referencia estaba en la mente de cada persona que componía el IV Rallysprint Culebrín-Pallares y por ello, el trabajo debía salir a pedir de boca desde el primer instante.
A las siete de la mañana del sábado 20 de octubre nos personábamos en la oficina central del rally para recibir las últimas indicaciones antes de subirnos a nuestro Ford Focus ST-Line de TYSA Ford y realizar la labor de coche 000 de la mejor forma que pudiéramos.
A las siete y media de la mañana afrontamos la salida oficial del rally desde la localidad de Pallares hacia el primer tramo de la jornada. En él, nos encontramos diferentes problemas logísticos que amenazaron seriamente la hora de comienzo de la prueba. Sin embargo, la rápida intervención de la organización y una coordinación extraordinaria por radio con dirección de carrera permitió que los problemas se solventaran perfectamente y sobre todo, los planes iniciales que estaban previstos siguieran su curso.
Tras ese tenso momento, Lorenzo Cuenda, mi copiloto, me explicó ciertas claves para poder solucionar problemas en los rallyes con efectividad, tal y como había demostrado la organización del IV Rallysprint Culebrín-Pallares minutos atrás.
Pasados los problemas iniciales, afrontamos los diferentes tramos que conformaban la prueba, un total de seis, cumpliéndose a rajatabla los horarios previstos. Incidentes de participantes y problemas varios fueron resueltos por la organización con una gran decisión y sangre fría, permitiendo que los pilotos y copilotos pudieran competir con total seguridad y lo que es más importante, disfrutar de una maravillosa afición como son los rallyes.
También, vivimos de cerca el periodo de asistencia y reagrupamiento, y descubrimos la intensidad con la que trabajan los mecánicos de competición. Los coches llegaban para ser puestos a punto para seguir con los siguientes tramos del rally. Todo el mantenimiento necesario debía ser realizado durante pocos minutos, por lo que el trabajo durante ese periodo era realmente frenético.
Además, pudimos vivir la cara más amarga de los rallyes, la de los abandonos, tras hablar con uno de los participantes que había tenido problemas con su motor recién estrenado. Después de unos minutos de amena charla, me sorprendió la cordura con la que trató las dificultades y admiré sus ganas de superar las adversidades, ponerse el mono, subirse al coche y volver a competir. Los pilotos son de otra casta.
Y finalizado el último tramo del día, nuestro trabajo se dio por concluido. Una experiencia realmente increíble, con un maestro de los rallyes como copiloto y sobre todo, con un coche que dio la talla en cada metro de tramo cronometrado que tuvimos que completar. Tras terminar, había que celebrar el final de fiesta en el que, una vez más, el pueblo de Pallares se volcaba con un IV Rallysprint Culebrín-Pallares que volvía a ser un éxito rotundo de organización, participación y seguridad. Una prueba que se está haciendo su propio hueco a base de méritos deportivos y organizativos, y en la que esperamos estar presentes muchas veces más.
Ha sido un placer, IV Rallysprint Culebrín-Pallares, espero vernos en la próxima.