Maravillas de la Ingeniería: Ferrari SF70H, la maquinaria llevada al límite
La temporada 2017 de Fórmula 1 daba comienzo con una curiosidad que no suele suceder muy a menudo, y es que en la parrilla estaría ausente la figura del vigente campeón. Nico Rosberg ganó el campeonato con Mercedes en 2016 tras derrotar a Lewis Hamilton en una batalla que le llevó al límite psicológicamente, por lo que decidió que sus metas estaban cumplidas y que no estaba dispuesto a pasar por lo mismo de nuevo. Procedente de Williams, Valtteri Bottas fue elegido para ser el nuevo compañero de equipo de Hamilton, pero los principales rivales del británico en aquella temporada sería Sebastian Vettel y su renovado Ferrari.
El SF70H supuso una mejora considerable para la escudería de Maranello en sus aspiraciones por la pelea del mundial, sobre todo si tenemos en cuenta que en los años anteriores a los bólidos rojos les fue imposible seguir la estela plateada de los Mercedes. El cambio de normativa técnica impuesto en 2017 nos brindó los Fórmula 1 más rápidos de la historia, con una aerodinámica agresiva y unos neumáticos traseros mucho más anchos para maximizar el agarre. En lo relacionado al motor todo se mantenía igual, con los famosos motores V6 turbo híbridos.
¿De donde viene el nombre de SF70H? En Ferrari es habitual que sus monoplazas tengan alguna referencia a fechas especiales, y en 2017 la escudería italiana cumplía su 70 aniversario. Estéticamente debemos decir que el monoplaza era espectacular, uno de los más bonitos de los últimos años bajo el criterio de un servidor. Se decidió añadir el color blanco al dorsal del piloto y a la parte de la aleta de tiburón, donde además servía para destacar la bandera tricolor italiana que se encontraba en la parte superior. Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen serían los encargados de tripular semejante máquina para tratar de tumbar el dominio de Mercedes en 2017.
En relación a los aspectos técnicos, el SF70H montaba el motor Ferrari 062 en posición posterior longitudinal, con 6 cilindros en V y 24 válvulas ayudadas por el turbo. El motor de combustión ofrecía 840 CV, mientras que la unidad eléctrica aportaba 160 CV. La suspensión delantera era tipo pull-rod, la trasera push-rod, y el sistema de frenado contaba con discos autoventilantes en carbono Brembo y con control electrónico sobre los frenos posteriores. Las dimensiones del monoplaza eran de 5.000 mm de longitud, 2.000 mm de ancho y 950 mm de altura, cumpliendo con la normativa técnica de la FIA. El peso del coche, sumando el agua, el aceite y el piloto, se encuentra entorno a los 728 kg.
Ferrari no tardó en demostrar que su intención era llevarse el campeonato, con tres victorias y tres segundos puestos en las seis primeras carreras del calendario (Austria, Bahréin y Mónaco), todas ellas de la mano de Vettel, que sería el piloto insignia del equipo con Räikkönen como escudero. Los buenos resultados se fueron diluyendo en favor de Mercedes y de Lewis Hamilton, quien arrasó con sus victorias durante la segunda mitad de la temporada (Bélgica, Italia, Singapur, Japón y EEUU). La fiabilidad del SF70H fue la que condenó las posibilidades de Vettel en la lucha por el mundial, con problemas mecánicos en la clasificación de Malasia y unos abandonos en Singapur y Japón que actuaron como un puñal en el corazón de Ferrari. De esta forma quedó en evidencia que los de Maranello empujaron su maquinaria al límite para tratar de superar a Mercedes, mientras que estos no necesitaron superar sus posibilidades para eliminar a sus rivales.
El SF70H logró cinco victorias, veinte podios, cinco poles y siete vueltas rápidas, pero fue incapaz de evitar que en el Gran Premio de México Lewis Hamilton lograse su cuarto campeonato mundial y que Mercedes se llevase el mundial de constructores.