Maravillas de la Ingeniería: STR3, el Toro Rosso que venció a Red Bull en el mundial
Toro Rosso se unió al mundial de Fórmula 1 como equipo junior de Red Bull en 2006. La marca de bebidas energéticas compró Minardi para contar con una escudería en la que desarrollar su programa de jóvenes pilotos, utilizándola además como banco de pruebas. En su año de debut Toro Rosso terminó 9º en el mundial de constructores, una marca que mejoraría en 2007 tras finalizar en 7ª plaza. Ya de cara a 2008, el equipo empezó a dar vida a uno de los nombres propios de la Fórmula 1: Sebastian Vettel.
Todos tenemos claro que Toro Rosso (actual Alpha Tauri) fue un equipo B de Red Bull, por lo que sería ilógico pensar que una escudería soporte pudiese vencer a la principal, ¿verdad?. Nada más lejos de la realidad, puesto que en la temporada 2008 Toro Rosso logró terminar el campeonato de constructores en 6ª posición, por delante de un equipo Red Bull que acabó 7º a 10 puntos de distancia. Es más, si nos dirigimos a la clasificación general de pilotos de aquel campeonato, incluso podemos ver que Sebastian Vettel superó en puntos a los dos pilotos de Red Bull, Mark Webber y David Coulthard.
Nada de esto podría haber sucedido sin el STR3, el monoplaza con el que Toro Rosso disputó el mundial de Fórmula 1 de 2008. Cabe destacar que la escudería comenzó la temporada con el coche del 2007, el STR2B, que compitió hasta que el STR3 tomó su relevo en el Gran Premio de Mónaco. El diseño del monoplaza corrió a cargo de Giorgio Ascanelli, aunque Adrian Newey y el equipo aerodinámico de Red Bull también ayudaron en su creación. El motor del STR3 era un Ferrari 056 V8 de 2.398 cc, que ofrecía una potencia máxima de 735 bhp a 19.000 rpm. Unos datos que se vuelven más interesantes si tenemos en cuenta que el peso del coche en seco era de 600 kg, mucho menos de lo que pesan los monoplazas actuales. Igualmente, el tamaño del coche era mucho menor si lo comparamos con los actuales, con 1.800 mm de ancho y 3.130 mm de distancia entre ejes.
El STR3 se estrenó en Mónaco con un increíble 5º puesto de Sebastian Vettel, un resultado que volvería a repetir en Bélgica. El piloto alemán destrozó a Sébastien Bourdais en cada carrera, maravillando con su rendimiento a las personalidades del paddock, pero sobre todo a los jefes de Red Bull. La famosa victoria de Vettel en el Gran Premio de Italia fue fundamental para que la cúpula de Red Bull decidiese contar con sus servicios en la temporada 2009. En Monza sucedió algo impensable. Vettel logró hacer la pole bajo las inclemencias del mal tiempo, pero la cosa no quedó ahí, ya que durante el domingo consiguió aguantar al frente de la clasificación para ganar la primera carrera de Fórmula 1 en su carrera deportiva, la primera también para Toro Rosso. El famoso equipo B de Red Bull, uno de los más humildes de la parrilla, había logrado vencer a Goliat.
Tras desafiar a lo imposible, Vettel siguió acumulando muy buenos resultados: 5ª en Singapur, 6º en Japón, 9º en China y un espectacular 4ª en Brasil. La temporada 2008 de Toro Rosso fue sublime, finalizando el campeonato de constructores en la 6ª plaza, y con Sebastian Vettel en la 8ª del mundial de pilotos (frente a la 17ª de Sébastien Bourdais). Desde entonces las cosas cambiaron mucho, ya que en Red Bull no estaban dispuestos a ver cómo su imagen se deterioraba al ser superados por su propio equipo B.
Desde aquella victoria en Monza Toro Rosso no volvió a ganar ninguna carrera de Fórmula 1, aunque sí consiguieron subir al podio en dos ocasiones durante la temporada 2019 gracias a un 3º puesto de Daniil Kvyat y a un 2º de Pierre Gasly. Precisamente sería el piloto francés quien devolviese a Toro Rosso (aunque ya bajo el nombre de Alpha Tauri) a lo más alto del podio 12 años después, logrando la victoria de nuevo en Monza, para añadir más romanticismo a la historia.