¿Cómo eran los test invernales de la Fórmula 1 en los años 80?
La Fórmula 1 ha evolucionado enormemente en las últimas décadas. El ‘modus operandi’ a la hora de fabricar un monoplaza es totalmente distinta y para tener una visión más nítida de cómo se construían los bólidos de los años 70, Frank Dernie concedió una entrevista para Motorsport en la que ha contado todos los entresijos de la categoría reina de aquellos años, los gloriosos de la Fórmula 1
El que fue ingeniero de equipos en la Fórmula 1 como: Hesketh, Williams, Lotus, Ligier, Benetton o Toyota, puso fin a su carrera en 2010, tras 34 años de duro trabajo. El exingeniero británico, comenzó su carrera en la escudería Hesketh en 1976.
“El equipo Hesketh Racing estaba compuesto de apenas 18 personas y habitualmente llegábamos a los aeropuertos en dos coches. Era necesario porque no teníamos muchos recursos económicos. En aquellos tiempos los mecánicos estaban mucho más implicados en el desarrollo de los test que hoy en día en un fin de semana de carreras”, comenta.
Dernie coincidió con el comienzo de los motores turbo en la Fórmula 1. El británico cuenta como dividían el trabajo dentro del equipo. Un monoplaza se utilizaba únicamente para desarrollar el motor, y el otro, se usaba para preparar el set-up del chasis para carrera.
“En los primeros años de la era turbo, había un coche dedicado exclusivamente al desarrollo del motor, mientras que otro era utilizado para efectuar las pruebas de set up“, añade.
Debido a la escasez de recursos, el ex de Hesjeth asegura que preparar un monoplaza era más complicado que ahora, sobre todo en el tema de la fiabilidad, ya que no se podía invertir tanto dinero en la fiabilidad de la mecánica ya que no podrían buscar el rendimiento que le hacía conseguir buenos resultados.
“No teníamos recursos, con lo que los coches no podían tener la misma fiabilidad que los de ahora“, asegura.
Por aquellos años, los ordenadores y toda la tecnología informática no era tan habitual y avanzada como hoy en día. No disponían de potentes túneles de viento que les ayudase a diseñar el coche. Por ello, los ingenieros tenían que tirar de experiencia y lógica y al no tener esa tecnología, las escuderías de Fórmula 1 se veían obligadas a rediseñar alguna zona del monoplaza a medida que aparecían problemas.
“En nuestros tiempos no teníamos un túnel del viento para entender la necesidad de refrigeración de los componentes, por lo que teníamos que diseñar todo basándonos en nuestra experiencia. Inevitablemente nos encontrábamos con problemas en el coche nuevo. Si los frenos alcanzaban una temperatura de rodaje excesiva estábamos obligados a rediseñar por completo el sistema de refrigeración durante la noche. Si era necesario refrigerar los radiadores del aceite o del agua hacíamos agujeros en la carrocería“, dice.
Frank Dernie asegura que durante los test, era necesario rodar en Brasil. Las sesiones de Barcelona eran insuficientes y por ello volar a Brasil era imprescindible. Las presiones y temperaturas brasileñas, ayudaban bastante a la hora de entender y modificar el bólido.
“Aquellos tiempos ya pasaron. Ahora puedes diseñar todo tranquilamente en la fábrica, pero para nosotros era fundamental ir hasta Brasil. Si hubiésemos hecho los test solo en España, no habríamos entendido nada“, añade.
Durante su etapa en el equipo británico Williams, asegura que el estrés psicológico al que estaban sometidos era increíble. Dedicaban todo su tiempo a poner a punto el monoplaza e intentar sacar todo el jugo de rendimiento posible al chasis y motor.
“Hemos afrontado muchos viajes nocturnos para llegar al hotel, beber algo rápidamente, dormir en sillas, levantarnos a primera hora de la mañana, y volver al circuito. Eran tiempos realmente complicados“, admite.
En Williams, Frank Dernie tuvo que lidiar con los motores Honda. La novedad de los motores turbo, no ayudó a la escudería británica por lo que la temporada 1984 fue un auténtico desastre. No obstante, pronto encontraron la solución. Cambiar el motor.
“1984 fue un año pésimo para nosotros. Nadie en Williams había diseñado nunca un coche con motor turbo, y nuestros pilotos, Keke Rosberg y Jacques Laffite, nunca habían pilotado un coche turbocomprimido. Estuvimos todo 1984 tratando de resolver los problemas de manejabilidad del coche y, en cambio, bastaba solo con cambiar el motor”.
Sin embargo, en los test invernales del siguiente año, todo cambió. Se mejoró el turbo y los problemas de pilotaje desaparecieron, por lo que el rendimiento del monoplaza se incrementó notablemente y los resultados del equipo Williams mejoraron considerablemente.
“Llegamos así a Río para los test invernales de 1985 con un viejo FW09 modificado para efectuar pruebas con el propulsor. Después de algunas vueltas pudimos comprobar que todos los problemas de pilotaje del año anterior habían desaparecido porque estaban relacionados con el turbo“, finaliza.