Maravillas de la ingeniería: McLaren-Honda MP4/4
Un coche perfecto, de ensueño dirían algunos, pero sobre todo lo que caracteriza al MP4/4 es fue rapidez y su fiabilidad. La temporada 1988 fue de las más exitosas que se recuerdan en Woking ya que ganó todas las carreras que disputó, menos una: el Gran Premio de Italia, que acabó siendo para Ferrari (de esa carrera ya hablaremos algún día)
El primer punto del éxito de este monoplaza fue la unión de Honda con McLaren. En 1988 Honda entró en McLaren y ese mismo año la FIA redujo la potencia de los motores turbo en 200 CV. Esto provocó que la diferencia entre los motores atmosféricos y los motores turbo no fuera tan grande. Muchos equipos apostaron por los atmosféricos. Sin embargo, Honda apostó por la continuidad de los motores Turbo, aunque tenían una limitación: los motores Turbo no podían consumir más de 150 litros de gasolina por carrera.
El segundo punto fue el diseño del MP4/4. Steve Nichols y Gordon Murray sustituyeron a John Barnard como encargados de diseño del coche. El diseño del MP4/4 estuvo inspirado en el BT55, bólido en el cual había estado trabajando Murray en 1986.
En Brabham decidieron hacer un chasis de línea baja con el que el flujo de aire llegara más fácilmente al ala trasera. Esto se podía aplicar también en el MP4/4, ya que el motor del coche podía montarse muy abajo. Y así lo hicieron, redujeron la altura del coche diseñando un chasis como el del Brabham del 1986.
En aspecto deportivo, como hemos hablado al principio, el rendimiento del coche fue sencillamente brillante. El dúo formado por Ayrton Senna y Alain Prost consiguió 199 puntos (134 más que Ferrari que se llevaba el subcampeonato), 15 victorias (8 para Senna y 7 para Prost) en 16 carreras, otros 10 podios y 15 poles fue el bagaje del MP4/4
Como anécdota el MP4/4 solo realizó una sesión de entrenamientos de pretemporada. No obstante, el trabajo de Honda y de McLaren dio sus frutos y todos los componentes del coche encajaron perfectamente.